Hubo
miércoles de ceniza cuando no sabías
que todas
las semanas
se
convierten en ceniza,
que todos
los meses se tiznan de ceniza,
que todas
las noches
incrustan
una marca cenicienta
en la frente
de los años.
Juguemos al
pábilo encendido de las velas,
a la
ambigüedad que se acomoda
en el oscuro
lecho
de cada
minuto que consumimos.
Juguemos a
no saber.
No hay comentarios:
Publicar un comentario