RESEÑA DEL POEMARIO “DE LOS QUE
NADIE HABLA”. EVELYN DE LEZCANO. HUERGA & FIERRO EDITORES.
En esta tercera y venturosa
entrega, anteriormente nos ha presentado
Hombre y Vertientes, Evelyn de Lezcano da señales evidentes de su rápido
proceso de maduración artística. Sin renunciar a su estilo, a la originalidad
de su voz poética, da muestras de un cada vez mayor control de su proceso
creativo. La poesía de Evelyn de Lezcano se mueve entre lo metafísico y lo
místico, con un marcado e inusual matiz religioso aunque entendido este
concepto en un sentido amplio.
El poemario está estructurado en
cuatro apartados y El Ángel, esa figura tan sugerente, es el hilo conductor por
el que transcurre toda la obra.
“Sigue aquí la sombra del ángel gris.
Busca que pronuncie esa palabra
que sólo él conoce.
La palabra que viaja sola.”
Una clara alusión al pasado, el
misterio, el secreto compartido, ritmo e intensidad, más adelante
interpelación:
…Ángel gris, ¿Cuál es su sonido?
Ángel, déjame escuchar aunque sólo sea el eco…
Despojarse de todo aquello que
implique obstáculo, dificultad para poder escuchar y distinguir la palabra
esencial, la que da sentido y trascendencia.
Continúa la interpelación, se
intuye cierto reproche, se recriminan ciertos olvidos:
…¿No tienes nada que decir
a los peces que se asfixian
en el río de tu esperma?...
Sugerentes e
inquietantes imágenes ¿Cómo no recordar aquí al Vallejo de los dados eternos?
Tensión, dramatismo,
incomprensión con la mayor intensidad que procura el verso corto.
Hasta que se produce la
conciliación, la síntesis buscada, la exaltación:
…El Ángel camina.
Ángel y fuego.
Fuego y crispación.
Crispación y olfato.
Ya no hay barrotes.
El Ángel está libre,
libre.”
Cada punto y seguido es como si
sonara una campana. Al final una coma señala un sentimiento de liberación, de
encuentro, de comunión. Versos aún más cortos para enfatizar la intensidad del
momento.
“Todo ángel es terrible. Y, sin embargo, ay de mí,
sabiendo como sois, yo os canto, aves casi mortíferas del alma”.
El Ángel de Rilke, increpado
también, interpelado, en estos versos de la segunda Elegía del Duino. Otro Ángel,
con otros matices, pero la misma intensidad, la misma búsqueda, el mismo
contradictorio sentimiento. La pequeñez del ser humano, la búsqueda desesperada,
la desorientación. Otro ángel pero un vínculo común. El deseo de trascender a través
del amor.
La figura del ángel ha
sido asimismo utilizada por varios autores de la generación del 27: Lorca,
Alberti, Aleixandre, Guillén, Salinas, Cernuda…Cada uno con su matiz, pero
siempre como enigma, misterio, deseo, referente. Una tesis doctoral del
profesor José Manuel Marín Ureña:
La figura del ángel en la generación del 27. Murcia. Septiembre 2003, analiza
en profundidad estas características.
En esta entrega, observamos un
giro significativo en la intención poética de la autora. Toda una serie de
poemas dedicados a personas concretas que hablan de un calor, un acercamiento,
una necesidad de concreción en los afectos. Un ángel que se va tornando más
humano y un sentimiento, el de la autora, que se hace más explicito. Sin que,
el necesario distanciamiento se rompa. Un equilibrio difícil de conseguir pero
que, en nuestra opinión, se consigue sin dejarse arrastrar por la fuerza de las
evidentes emociones.
Este poema, dedicado a la hermana
ausente, y tan presente a la vez, nos sirve de muestra de lo antedicho:
Hay sombras en las que amanece una duda
como el sonido del diapasón
sobre aquel piano de dedos líquidos
donde Tú recoges,
compás a compás
las dudas dormidas en la fe de la Luz.
Una música que suena
celestial y ese Tú en mayúscula y esa Luz que apunta a un momento sobrenatural,
una proyección de la materia hacia lo eterno sin solución de continuidad.
Un permanente monólogo invocando
a ese misterioso ángel gris,…-quien habla
solo espera hablar a Dios un día-…, dice Machado en su famoso poema Retrato, constantes alusiones a símbolos
sagrados: …tal vez, un día, el gran ojo
sin rostro los mire…,…el vino se derrama sobre el mantel…Fiat voluntas tua,
Pater qui es in caelis.Siempre, siempre…,la necesidad de trascender, la fe
inquebrantable, un recorrido interior de la mano del ángel gris, un tono a
veces profético, a veces invocador, a veces coloquial, lucha y armonía. Poemas
de versos cortos donde se enfatiza el sentimiento, combinados con otros de
versos más largos en los que se muestra convicción, comunión, paz nacida de la
creencia sin condiciones.
No es usual en estos
tiempos encontrar una poesía tan confesional, tan despojada de elementos
superfluos, tan mística y a la vez tan sugerente, tan pródiga en expresiones
originales de enorme belleza, tan auténtica.
La poesía sucede, dice
Borges. Este libro es un bue ejemplo: no hay nada que “comprender”, nada que
“entender”, nada que necesite ser “explicado”. La poesía de Evelyn de Lezcano
simplemente sucede y, más allá de las creencias que cada cual pueda tener,
sumergirse en la lectura de este poemario, dejándose llevar, es ser
coparticipes del don que acompaña a la autora cuando refiere poéticamente su
viaje espiritual en busca de los Ángeles
granates…de los que nadie habla. Una
dosis impagable de alimento para el espíritu en estos tiempos tan ruines y
prosaicos.